miércoles, 30 de agosto de 2017

Quererme

Soy tan de mí que a veces duele,
soy tan mía que a veces me siento sola
aún rodeada de gente, que intenta abrazarme las entrañas.
Me acaricio la piel mirándome al espejo,
comprendiendo cada paso e
intentando querer cada palmo, cada pestaña.
Cada palabra leída en uno de esos libros de mi estantería
es algo más dentro de mí, así como cada persona
que viene. Y, a veces, se va.
Cada recuerdo es en mí
una espina, que duele cuando la rozas.

Me miro; no sé si mi reflejo soy yo.
Delicada cuando me tocas;
deslizo mi mano por mi cintura
y comprendo -a fuerza- cada decisión.
Me estremezco al pensarte cuando rozo mi ombligo
y mi boca te imagina, sin ropa.

Y suelo echarme de menos cuando intento fingir
otra piel,
otra risa, otra yo.
Pero vuelvo a mi al palpar mis cicatrices.

Tan mía que tengo que quererme,
arropar mis miedos por la noche para que el monstruo
no los agarre; y decirme al oído que estoy aquí.





Pics by Martina Matencio (Lovenenoso).

martes, 30 de mayo de 2017

A ti, profe.

''La vida es más que un examen''
Juanfran.


Sé que este no va a ser un texto diferente a los muchos que ya te han escrito, y todos te los mereces. Pero este es el mío. No lo voy a publicar porque sé que no lo vas a leer; así de real, así de triste. Escribo esto en el tren de camino a casa, hoy en la universidad no he podido parar de recordarte. Prometo que no miento en nada de lo que a continuación digo.

Al empezar el curso, rezaba por no tenerte como profesor, ahora doy las gracias. Lo único que de ti se escuchaba era lo duro que eras en clase y los suspensos que me esperaban, aunque cierto es que alguno decía que eras majo. El primer día que entraste por la puerta lo hiciste también diferente, como todos los demás. Con rostro impasible te presentaste, ''lo hice para daros miedo'' aceptaste tiempo después. Amenazando con la dificultad, los suspensos y los días que nos quedaban hasta selectividad (que si recuerdo bien eran doscientos y pico). Nos diste miedo, lo admito. Tanto que ese día, al llegar a casa, le conté a mi madre lo que me esperaba con las mismas palabras que lo habías hecho tú. Y ella también se asustó, ahora también llora tu pérdida.
El segundo día contigo eras el mismo pero no lo parecías. ''Hola, hola'' dijiste entrando con energía, después dejaste tu maletín en la mesa y mirándonos exclamaste que si no íbamos a subir las persianas ''¡Hace un día genial!''. Y tú mismo las subiste con una sonrisa.
Al principio parecía que nos hablaras en chino, ruso o alemán. Pero a medida que pasaban los días, me iba interesando más por la Filosofía. Siempre era igual, sin ser monótono: entrabas enérgico con tu ''¡Hola hola!'', dejabas el maletín y nos mirabas sonriendo; y luego la frase ''Chicos...las persianas''. Los días que tocaba Filosofía nunca sabíamos por dónde ibas a salir; como aquel en que nos explicaste el temario subiendo una silla a la mesa y exclamabas con voz enfática ''¿Qué veis?''. Así, cada día nos recordabas la cuenta atrás hasta final de curso; 178, 63, 21, tic tac, tic tac... La mejor descripción de amor odio que jamás veréis. Porque creo que pude aprobar dos exámenes escasos en todo el curso, con la disyuntiva de que nadie nunca me ha hecho aprender tanto. Recuerdo a mi hermana preguntándome ''Pero ¿por qué te cae bien?'' y yo tal que... ''es genial''.
La pasión se te veía en los ojos. ''Sí, pero ¿porqué?'', nos hacías pensar y no todos los profesores pueden decir lo mismo. Ejemplo de profesor, amigo y persona, aceptabas tus errores y creías en nosotros. Ni un profesor hasta ese momento me dijo a la cara ''tú puedes hacerlo, pero tienes que creer en ti primero, tienes que visualizarlo'', tú lo hiciste. Me encantaba oírte hablar de tu mujer porque se te iluminaban los ojos y la sonrisa, ''cómo la quiere'' pensábamos todos y yo soñaba con que alguien me quisiera así alguna vez en mi vida. Un día me dijiste ''tienes la virtud del silencio''; por ese tiempo no lo entendí pero poco después me di cuenta. Gracias por verme con tus ojos, Juanfran, puedo decir que me enseñaste entre muchas cosas a valorarme. Todo esto ha sido como un golpe en el alma, bien lo han sabido mis lágrimas. Pero si algo sé, es que nunca habrías querido vernos tristes por ti. Me quedo con tu recuerdo y sonrisa, es por eso que hoy no puedo ir a verte.

En mi sigues dando clase.



jueves, 18 de mayo de 2017

Porque sí

"Te quiero pero no te necesito, 
no confundamos términos".
 Para siempre - Sule B


Si algo, aunque poco, he aprendido
es a vivir sabiendo que nadie es eterno.
A no encariñarme demasiado;
eso lo aprendí cuando te fuiste y a ti
sí te cogí cariño, yo inexperta de mis adentros.

Quién dice que algo roto no pueda volverse a romper
en cachitos más pequeños y menudos; pero,
como todas las cicatrices, significan vida tras de sí.
Por eso ahora miro a los ojos cuando hablo,
camino con prisas por que el tiempo se pasa -y siempre llego tarde-,
y escribo pensando que ahora soy más yo.

Que la felicidad depende de ti y no de nadie,
eso lo hemos escuchado mil veces
pero hasta que no lo pruebas no lo sabes.
Así aprendí a sonreír a mi reflejo en cualquier charco o espejo.

El sentirse bien contigo mismo
es una especie de droga; que pruebas
y no quieres dejar.

*"A ti" sois todos los que os fuisteis porque sí.


lunes, 13 de febrero de 2017

Desgarrando sentimientos.

"you make me love the pain,
break my bed to make me wanna stay"
Say it - Flume.

El segundo en el que me lo dejaste claro
se clavó en mi sien.
Ahora tengo pesadillas donde tu voz
es mi enemiga.
Buitres de color negro carbón
se vuelven ceniza a un centímetro de mis pestañas,
justo antes de pellizcarlas.
Confundo cardos secos con rosas negras
y olor a pimienta que acaba por rasgar mi garganta.
Tu silueta en un cactus tortuoso,
donde espinas es el dolor más leve que encuentro.

Aguanté tanto a tu lado
porque no me gusta que me lo pongan fácil.
Eras tan directo, impredecible y rápido
como un disparo.
Llegué a necesitar que me dispararas mirándome a los ojos
mientras por detrás, mi espalda se vuelve fragmentos.

La doble moral del (mal) querer,
que al anverso te seduce
y al reverso te envenena.

Y me perdí tanto en tu caos de impredecibilidad
que olvidé que yo también tenía uno.


Pic by Teresa Freitas.



lunes, 6 de febrero de 2017

Te lo explico con palabras inventadas.

Nunca fui fan de las despedidas,
más que nada porque no sé decir... lo que soléis decir.
La vida (todavía)
no me ha enseñado a eso.

En ese aspecto puede que sí
sea una jodida cobarde.
Pero yo no sé enfrentarme
de otra manera
-todos tenemos nuestros trucos para avanzar-.
Si siento que tengo que irme,
desenganchárteme de mí,
arrancárteme de los escombros de mi fachada,
lo haré siempre sin que te des cuenta.
Porque si me paro a despedírteme,
no me ire ya.
Si me parara a decirte adiós,
entonces me tendría que quedar para mirarte
cinco minutos más -y en bucle-.
Todos saben que volvería a retorcer mi piel
y a inmolar mis vértebras, por ti. Una vez más.

Pero ya no soy esa niña.
Necesito hacerlo rápido,
como cuando te arrancas una tirita
y el aire te escuece si te roza,

y sin que me pidas un porqué.

Si tengo que irme y me fui,
seguro que ni lo notaste.




martes, 24 de enero de 2017

Filosofía de vida

La vida es corta, escasa, veloz y efímera.

Antes vivía porque sí,
porque ya estaba aquí.
Seguía el ritmo que me marcaban;
           ¿quienes? ni idea.
               Yo lo seguía.

Pero entonces llega ese momento,
algo hace click en mi.
[En realidad, no es un momento,
ni un lugar, ni tan siquiera una persona.
Es un revoltijo de todo ello. O tal vez sí,
porque, qué es un momento sino una mezcla de todo lo anterior.]

Es un día, a las 4 a.m. mirando el techo;
de las noches en las que pienso "laberínticamente"
y llego a una, solo hipotética, salida.
                     [Porque de tu mente nunca se sale.]

Como en muchas noches incómodas,
me da por escribir para hacerlas cómodas,
y sale este desastre -que puede o no gustar-.
Aquí lo dejo plasmado:

No voy a pensar demasiado en el examen que salió mal,
no le voy a dar más importancia de lo que tiene;
no me encerraré en mi habitación por esa discusión con él;
no pienso arrepentirme por lo que le dije a ella, sino hice daño a nadie
                                                               y menos aún a mi;
te voy a decir lo que siento y no va a existir el orgullo
                               -pero sí siempre el amor propio-.

La vida no se para, ni por ti ni por mi,
y por nosotros menos aún.
Tienes que saber que eres una pequeña mierda
en un planeta de la ostia.
Que si te paras en medio de Gran Vía con la mirada a saber dónde,
la gente chocará, te esquivará, te apartará y seguirá su apático camino.

Por eso, lee esto cada día.
Tenemos por manía pararnos en asuntos inútiles de nuestra existencia,
y no nos damos cuenta de la verdad.
Que la vida sigue, siempre sigue y no te espera.
Pero te da la opción de agarrarte a ella.








domingo, 8 de enero de 2017

¿Siglo XXI?

En esta sociedad,
deberíamos mirar más a los ojos
y menos a la ropa que vestimos.

Dejar de aparentar,
y empezar a ser.

Estar bien con uno mismo por lo que es,
y no por los Levi's que lleva puestos.


[ "La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy cabreados." El club de la lucha. ]

jueves, 28 de julio de 2016

Carreteras, puede.

Iba en el coche,
hace un par de noches,
y lo entendí.

Pensad en dos carreteras,
(dondequiera que sea,
en cualquier lugar del mundo)
totalmente independientes.
Ninguna sabe de la existencia de la otra; de hecho, son opuestas.

Perfecto, ahora
pensad en una curva inesperada
en una de esas carreteras.
Ocurre de repente, y
se encuentra de cara con la otra.
Así es, que se unen.
Sin pensar en dónde llevaran a todos esos coches
que las surcan.

Pasan los kilómetros y,
bueno, parece que funciona.
Soportan el lluvioso invierno
y el abrumador verano;
son una sola carretera
con direcciones distintas,
pero una.

Es entonces cuando
se empiezan a separar.
Ninguna se lo está creyendo,
en verdad.
Claro, tarde o temprano,
se volverán a unir, ¿no?
Pero no es así;
se distancian tanto
que cada una lleva a un país distinto.
Cuando se quieren dar cuenta,
cuando levantan la vista,                           ya no hay nada.

Obviamente, seguirán recorriendo km,             llegarán a nuevos países,                              y reirán de nuevo, sin pensar                                        en aquella carretera.



[Cada uno que lo aplique a lo que quiera. Yo, ya lo entendí todo]